Transcripción y traducción, ¿cuáles son las diferencias?

Transcripción y traducción
Resumen

Aunque son actividades distintas, los límites entre transcripción y traducción con frecuencia no quedan del todo claros. Esto es porque muchas veces necesitamos hacer las dos tareas de forma complementaria, incluso simultánea; de ahí la existencia de figuras como la del experto en subtitulado, un verdadero traductor-transcriptor. Pero un servicio de transcripción tiene aplicaciones y características propias que remiten, en última instancia y en sentido estricto, a la representación por escrito de un mensaje oral. Por ello, la transcripción resulta adecuada en muchos casos, y en cada caso puede ser más conveniente un tipo u otro de transcripción.

A veces, cuando nos encontramos con dos nociones o prácticas que están próximas entre sí pero que no entendemos del todo terminamos por confundirlas. Es lo que ocurre con los conceptos de transcripción y traducción: ante la diversidad de posibilidades (cada vez más y más complejas) en un contexto en rápida evolución, es fácil desorientarse y no entender ni su relación ni sus diferencias.

Pero, a poco que nos paremos a pensarlo, en algunas ideas muy extendidas hoy en día (como puede ser por ejemplo “convertir vídeo a texto”) hay algo que no encaja: ¿las imágenes se transforman en letras? ¿Se escriben o se traducen las formas, los colores, los movimientos? Es evidente que no, en términos generales; pero, como se suele decir, el diablo está en los detalles…

Esto es especialmente cierto, como decíamos, en un mundo que por un lado está intensamente tecnologizado, y por el otro totalmente internacionalizado. Esto quiere decir que los saltos entre distintos idiomas y entre medios, soportes y formatos diferentes es el pan nuestro de cada día para las personas y las organizaciones.

Por ello, nos parece que cualquier empresa o negocio que quiera adentrarse con paso firme en este terreno (muy especialmente en esta era del convertidor de audio a texto online, automático y gratuito) debe tener una idea muy clara de en qué consiste un servicio de transcripción para comprender con claridad tanto sus necesidades como la mejor forma de satisfacerlas.

Traducción y transcripción, ¿qué son y qué tipos hay?

Como siempre, la mejor manera de entender algo es dar un paso atrás para tomar perspectiva. Vamos a plantearnos claramente de qué estamos hablando cuando nos referimos a transcripción y traducción. En titulares, te diremos que son cosas distintas que con frecuencia (pero no siempre) están relacionadas entre sí.

Transcripción versus traducción

Vamos a aclarar, antes de nada, esta primera distinción, que es la más evidente y, sin embargo, genera muchas dudas. Y trataremos de hacerlo de forma telegráfica:

  • Traducir es trasladar el sentido de un mensaje de una lengua a otra (puede ser en un registro escrito, hacerse de forma oral o aparecer sobre cualquier soporte audiovisual).
  • Transcribir es representar por escrito un mensaje normalmente oral, sea en directo o en una grabación de audio o vídeo (aunque a veces se transcribe de texto a texto).

Está claro que, aunque son cosas distintas, pueden ser complementarias. Así, por ejemplo, puede que queramos poner por escrito las declaraciones de un líder político, pero que, además, el líder en cuestión hable en coreano y queramos publicarlo en un periódico polaco. En ese caso hay que hacer dos cosas: traducir y transcribir; y, en función de las circunstancias, pueden hacerse a la vez o no. Luego profundizaremos en esto.

Tipos de transcripción

Hasta aquí todo claro, ¿no? Pero no vamos a quedarnos ahí, porque conviene presentar algunos detalles más. Para empezar, los diferentes tipos de transcripción que existen. Cabe advertir que vamos a centrarnos en los tipos de transcripción más comunes, aunque mencionaremos otros de pasada.

Transcripción de textos

¿Es posible transcribir un texto en otro texto? Por supuesto, y de hecho podría considerarse la transcripción por antonomasia. La regla de oro para identificarla: se hace cuando un texto “no se entiende”. ¿Cuándo ocurre eso? Por ejemplo:

  • Cuando tenemos un manuscrito y lo tipografiamos. Aunque actualmente esto pueden hacerlo en muchos casos las máquinas, hasta no hace tanto transcribir textos manuscritos era una tarea muy frecuente.
  • Cuando pasamos un texto de un alfabeto a otro. Podríamos referirnos a la transliteración o a la paleografía, pero si pensamos en el caso del braille seguramente lo veremos más claro.
  • Cuando representamos gráficamente sonidos del habla. Este tipo de transcripción se usa de forma especializada en las áreas de la fonética y la fonología; es algo con este aspecto: /’o la ‘ke ‘a θes/.

Transcripción de audios

En principio se trata de la puesta por escrito de un discurso oral; o sea, de poner en blanco sobre negro lo que alguien está diciendo de viva voz. Es lo que hacemos siempre que alguien habla y nosotros lo escribimos, como en el clásico dictado de la escuela, que no deja de ser transcribir un audio.

Esto no tiene por qué ocurrir en directo, naturalmente; de hecho, hoy es casi la excepción, habida cuenta el volumen de documentos sonoros grabados (de muy diversa naturaleza) que se manejan y que se desea transcribir. Es lo que comúnmente llamamos todos “pasar audio a texto”.

Transcripción de vídeos

¿Y transcribir un vídeo, en qué consiste? Bueno, si nos ponemos tiquismiquis un vídeo no se puede transcribir; lo que transcribimos es el audio que acompaña al vídeo. Así que, en términos teóricos, es exactamente como transcribir un audio pero con un apoyo visual suplementario (que por cierto puede venir muy bien).

Transcribir vídeo

Dicha esta perogrullada, es cierto que la transcripción de vídeo tiene ciertas particularidades “técnicas” que podemos resumir en la sincronización de imagen y sonido, o en el hecho de que a veces se requiere incluir en la transcripción alguna información procedente del soporte visual que no se recoge en soporte sonoro (o que en dicho soporte “no se entiende”).

¿Cómo se relacionan y complementan la transcripción y la traducción?

Como ya te advertimos antes, tendremos que profundizar un poco en el binomio entre transcripción y traducción porque con frecuencia ambas actividades aparecen íntimamente asociadas entre sí. Pero más que similitudes y diferencias, lo que suelen existir son relaciones y complementariedades.

Es interesante para una empresa que vaya a solicitar un servicio de transcripción comprender bien estas relaciones entre lo uno y lo otro para saber lo que necesita y elegir lo que quiere. Para ilustrarlo repasaremos los principales campos de aplicación y casos de uso del combo de traducción y transcripción, y, además, mencionaremos algunas características técnicas diferenciales.

Campos de aplicación

A continuación identificamos las áreas en las que se realizan tareas de transcripción y traducción complementarias de manera frecuente:

  • Transcripción judicial. Las audiencias judiciales son una de las áreas por excelencia donde se traduce y se transcribe con frecuencia, sea con técnicas taquigráficas o no. Por extensión y en una lógica pericial también se aplica a declaraciones generadas en el ámbito policial.
  • Transcripción médica. En este terreno entran no solamente los informes médicos; también se suelen transcribir (y traducir cuando es necesario) consultas, historiales, notas, paneles de expertos, etc. Sobra decir que es una práctica altamente especializada.
  • Transcripción académica. Englobamos aquí todo el conjunto de conferencias, charlas, ponencias o mesas redondas de temática científica o relacionadas con la investigación en distintas áreas de conocimiento, cuando tienen un rango o una proyección internacionales.
  • Transcripción de elementos audiovisuales. En el vasto terreno del entretenimiento audiovisual (películas, videojuegos, vídeos promocionales o divulgativos…) es tal vez donde más casos de transcripción y traducción encontremos en nuestro día a día. Se relaciona directamente con técnicas de subtitulado y doblaje.
  • Transcripción corporativa. Podemos englobar aquí las tareas de transcribir de audio a texto (o de vídeo a texto) las declaraciones orales que se producen y utilizan de manera interna en el seno de las organizaciones internacionales, como pueden ser entrevistas de trabajo, auditorías, presentaciones…

Casos de uso

Estas serían algunas situaciones reales en las que se suele pasar un vídeo a texto o convertir audio en texto (que son de lejos las necesidades más comunes en cuanto a servicio de transcripción se refiere). Veremos que en muchos casos estaremos ante una tarea múltiple que incluye la traducción además de la transcripción.

  • Una plataforma audiovisual mejora la accesibilidad para personas con dificultades auditivas mediante un subtitulado multiidioma SPS.
  • Una empresa de iluminación checa lanza sus productos en nuevos mercados y necesita formar equipos de ventas nativos en alemán y sueco.
  • Una asociación civil europea enfocada a migrantes realiza un pódcast y desea emitirlo en cinco idiomas.
  • Una empresa multinacional quiere analizar su servicio telefónico de atención al cliente, y necesita pasar de audio a texto una muestra de llamadas.
  • Una gran farmacéutica quiere presentar a sus inversores estadounidenses los resultados de un panel de expertos realizado en español.
  • Una aseguradora internacional ofrece servicios de auditoría e incluye un servicio de transcripción de sus entrevistas.
  • Una entidad gubernamental canadiense solicita transcribir vídeos a texto para el análisis de la propuesta de licitación de un instituto de investigación belga.
traducción

Las partes de un todo

En los casos anteriores habremos notado que, efectivamente, no basta con transcribir o con traducir; hay que hacer ambas cosas. Y como es fácil imaginar, cada tarea tiene sus técnicas particulares y deben conjugarse para obtener los resultados deseados. Para verlo más claro vamos a centrarnos en un caso tan complejo como paradigmático: el de los vídeos en un entorno digital.

Supongamos que una productora española se hace con los derechos de una serie documental japonesa sobre las aventuras y desventuras de los expatriados y nómadas digitales de este país por el ancho mundo.

En un primer momento la productora decide generar subtítulos para hacer el contenido compresible. Naturalmente, esto implica un doble proceso de conversión: de japonés a español, pero también de lo que se oye a lo que se lee. Además, aquí los criterios de sincronización, espacialidad y ritmo son esenciales para la comprensión lectora.

En realidad es todavía más complicado, ya que, como partimos de un vídeo, es importante reflejar quién dice qué en los diálogos, tal vez recoger ciertos gestos o sonidos ambientales, reflejar (o no) las letras de algunas canciones que aparecen, explicitar variaciones de acento o dialecto…

Por otro lado, si la productora quisiera, a partir de aquí podría añadir más valor a su producto mediante otros recursos, como podrían ser el doblaje o la voz en off, aparte, claro está, de subtitular en varios idiomas.

¿Cuándo escoger un servicio de transcripción y un servicio de traducción?

Por lo tanto, a la hora de elegir entre transcripción y traducción estaremos supeditados a lo que queramos conseguir. Para traducir un libro acudimos a un traductor, pero para traducir un certificado buscamos un traductor jurado y para una conversación, un intérprete; de la misma manera, ¿qué servicio de traducción necesitamos en cada caso?

Y aquí nos adentramos en los recovecos de un servicio de transcripción adecuado. Porque, igual que se puede traducir de varias maneras, no todas las transcripciones son iguales. Y no nos referimos ahora a criterios de calidad o a un nicho de actividad específico, sino a las características técnicas específicas propias de cada servicio de transcripción.

transcripción de texto

Tipos de servicios de transcripción

Vamos a diferenciar los tres grandes tipos de servicio de transcripción que podemos encontrar en el mercado, y que están ahí para atender diferentes necesidades que pueden depender del gusto del cliente o que, con más frecuencia, dependen del tipo de material que haya que transcribir.

Transcripción natural

La modalidad más habitual (y económica) de transcripción se denomina así porque la prioridad es transmitir al papel la idea esencial expresada en un documento sonoro. El transcriptor escucha el audio, capta la idea y la sintetiza de forma fiel, pero puede obviar fragmentos irrelevantes, resumir o aclarar verbalizaciones, usar abreviaturas, hacer corrección silenciosa…

A nivel técnico, en esta modalidad normalmente basta con identificar a los hablantes, aunque también se suele hacer un timestamping (marcado de tiempo) orientativo; en los casos de vídeos con subtitulado (donde prima la naturalidad y muchas veces más que traducir se localiza) esto sí es esencial por razones de sincronización.

Transcripción literal

También conocida como verbatim (por influencia del inglés, aunque sea un adverbio latino), en este caso la reproducción textual se hace de forma exacta. Palabra por palabra, sin sustituciones, alteraciones de posición o paráfrasis… También se pretende recoger otras marcas de la comunicación como interjecciones, repeticiones, interrupciones, tartamudeos, etc.

Esta forma de transcripción y traducción es mucho más trabajosa al exigir una gran precisión y rigor, el empleo de notación específica encorchetada y una identificación precisa de los hablantes; el timestamping es imprescindible. Se utiliza ante todo para las declaraciones judiciales, y otros ejemplos habituales son los estudios de UX o las entrevistas sociológicas.

Transcripción fonética

Estamos aquí ante la forma menos frecuente (solamente se recurre a este tipo de servicio de transcripción en determinados trabajos lingüísticos), y tal vez la más compleja porque requiere del transcriptor un conocimiento profundo del “lenguaje” fonético. La idea es recoger en la transcripción la pronunciación, y a veces la entonación y cadencia, de un discurso hablado.

Nuestro consejo

A veces, nuestros clientes no tienen muy claro si necesitan un tipo de transcripción y traducción u otra (algo completamente normal, por otro lado). Para precisar, lo más recomendable es consultar con una agencia especializada cuál es el servicio de transcripción adecuado para nuestro vídeo o audio concretos. Un buen profesional se reconoce porque solicitará información acerca de este material: el tema y su nivel de especialización, el número de hablantes, la calidad del sonido, detalles sobre el dialecto o el nivel de formalidad, etc. Asimismo, es muy ilustrativo para el cliente solicitar una muestra de transcripción literal y natural para poder comparar.

¿Qué servicio de transcripción necesito?

Para responder a esta pregunta, no hay más que plantearse otra mucho más sencilla: ¿para qué necesito la transcripción, qué pretendo hacer con ella? Si quiero reflejar las conclusiones de una conferencia de prensa o de un discurso institucional, es probable que una traducción natural sea lo adecuado, pero si me interesa reflejar las emociones de los interlocutores y el contexto, seguramente convenga más la transcripción literal.

Como hemos visto, se trate de un servicio de transcripción de audio a texto o de vídeo a texto, transcripción y traducción suelen ir de la mano, así que es conveniente buscar una agencia de traducción y transcripción que cuente con especialistas y ofrezca ambos servicios de forma habitual.

Y sea como sea, los profesionales en servicios de transcripción son siempre los más indicados para obtener unos resultados satisfactorios. Están familiarizados con el trabajo previo para documentarse, dominan las técnicas de síntesis y de notación, cuentan con las herramientas tecnológicas adecuadas. Todo aquello que, en definitiva, hace de ellos transcriptores profesionales.

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ATLS

Escrito por ATLS

Empresa de traducción y marketing digital
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